La historia cruel del héroe de la ginecología

| Por Lule Oke @Luleoke |

Leandro vive en Cipolleti, pero hace 41 años nació en la actual Ciudad de Buenos Aires. Estudió medicina en la UBA y llegó a ser el jefe del servicio de Ginecología del Pedro Moguillansky que, dato de color, fue el primer hospital en tener un consultorio para personas trans de toda la Patagonia. Leandro estaba atendiendo en la guardia cuando una joven de 19 años, violada por un familiar, llega junto a su hermana con un principio de aborto. Entre todas las cosas que no se le permitió decidir sobre su cuerpo, interrumpir el embarazo no iba a ser la primera. El ginecólogo Leandro Rodríguez Lastra interrumpe el proceso del aborto, la joven gesta, pare un niñe que debe dar en adopción, sufre una profunda depresión y decanta en un intento de suicidio.

A más de nueve mil kilometros de Cipolleti, hace tres meses, en Alabama se aprobó la ley contra el aborto más estricta de todo los Estados Unidos: prohíbe la interrupción del embarazo en cualquier etapa de la gestación y castiga con hasta 99 años de prisión al médico que lo practique. Hace 174 años, en ese mismo Estado, empezaba parte de esta historia.

Estamos en 1845, Marion Sims tiene unos 30 años y es dueño de una buena cantidad de tierras y esclavos. Estamos en Alabama, sur de los Estados Unidos, la tierra de Forest Gump. Hace mucho calor y Sims aún no sabe que será llamado y reconocido como El padre de la ginecología moderna.

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Marion había improvisado una clínica en su jardín donde, durante cuatro años, investigará sobre los cuerpos de las mujeres negras de su propiedad. Las esclavas eran colocadas sobre una mesa, apoyadas sobre sus rodillas y codos, sin ropa, sostenidas por otros hombres, mientras él les introducía elementos en sus vaginas para practicar cirugías experimentales. 

Pasaron muchas esclavas por su clínica, pero cuando Marion escribió el libro de su vida, habló, con nombre propio, sólo de: Lucy, Betsy y Anarcha. Lucy, es la heroína, la mujer de fierro, la que aguanta, “resistía heroicamente” en sus textuales palabras. Anarcha es la niña, que llegó a sus a sus manos a los 17 años después de un parto de tres días y que, en un lapso de cuatro años, Sims le hizo 30 cirugías experimentales sin anestesia. Fue en ella que logró la técnica adecuada para curar la fistula vaginal, uno de sus principales hitos como científico junto a la creación del aún usado y conocido espéculo.

En 1853, Marion deja sus tierras, de calor y algodón, y se muda a Nueva York donde funda  el primer hospital de mujeres de Estados Unidos. Ahora, el médico aplica en mujeres blancas anestesiadas lo que desarrolló durante más de cuatro años experimentando con esclavas.

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Un enero de 1989, yo llegue al mundo y el anestesiólogo le tocaba las tetas a mi mamá mientras esperaba el efecto de la epidemial. Veinticinco años después yo era inducida a una cesárea innecesaria que decanta en el ahogamiento de mi bebé, 30 horas de neonatología e innumerables anestesias intravenosas para mí.

En nuestro país hay unos 750 mil nacimiento por año y todas las intervenciones están por encima de lo aconsejado por la Organización Mundial para la Salud. Según el informe del Observatorio de Violencia Obstetrica: las cesáreas no debería superar el 15%, pero el 46% de los nacimientos son por cesárea, y este número escala descaradamente a 64% en instituciones privadas. El 70% de las pacientes no pudieron moverse debido al accionar y la disposición médica e institucional. Con respecto a la oxitocina sintética, el uso aconsejable es de alrededor del 10%, pero en nuestros hospitales se usa más del 66.6%. Si de anestesia hablamos: El 35.9% de las mujeres la pide, pero el 36% no la solicitó y se le aplicó. Y el 26.2% no recibió información clara, adecuada y completa, por lo que si la autorizó lo hizo sin saber qué hacía. Todo en el contexto de que ni Ministerio de Salud tenemos.

Marion Sims sigue siendo uno de los padres de la medicina, y hasta hace poco tiempo en el Central Park de Nueva York había una estatua en su honor. Leandro Rodríguez Lastra fue llevado a juicio y condenado por incumplimiento deber de funcionario público. En el veredicto el Juez afirma que el médico “toma una decisión en sentido contrario de la voluntad de la paciente” y que además hay “un valimiento de su posición profesional médico frente a una joven mujer de escasos recursos comunicativos, como quedó evidenciado en la audiencia”. Actualmente es un «héroe celeste», es candidato a diputado nacional por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y se lo puede encontrar dando charlas por el país, mientras bicicletea la audiencia que confirmará su pena. 

Una vez una amiga me dijo: “¿Sabés lo que pasa? los médicos son como los sacerdotes de antes, viven como héroes indiscutibles”. Así nombran a Leandro en los comentarios de post y videos que circulan en internet: héroe, le dicen. Cuando mi amiga me dijo eso, le dije que tenía razón y ahora le diría lo mismo. Pero la alegraría mostrándole la noticia de cuando removieron la estatua de Sims del Central Park, gracias a las acciones de los colectivos feministas anti-racista, que ese día alzaron pancartas de «NOT OUR HERO».  Y  aunque creo que tenemos que salvar las distancias entre Marion y Leandro, entre la joven de Cipolletti y las esclavas de Alabama, también creo que tenemos que señalar las cercanías, porque pasan los años y aún tenemos cuerpos que no deciden.

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