Se realizará el 7° ENCUENTRO DE VARONES ANTIPATRIARCALES (ELVA). La cita es en CABA y en Avellaneda los días 17, 18 y 19 de noviembre. El cronograma incluye la Marcha del Orgullo, más de 28 talleres, paneles, varietes y culmina con una fiesta. Se esperan más de 1500 varones. Lauti Radovich y Francisco Simón, de la Colectivo de Varones Antipatriarcales de CABA que organiza el Encuentro, cuentan cómo se preparan y cómo viven este momento.
| Por Paulina Pellegrini @pibaconurbana | Fotos de Coberturas colaborativas y Teresa Mir |
Hace 7 años, en Haedo, se encontraron por primera vez. Eran diferentes organizaciones de varones antipatriarcales. “La primera experiencia fue dinamizadora, surgió con la idea de crear espacios nuevos. Si bien había compas cis-heterosexuales, desde el primer momento -vaya a saber porqué- hubo mucha presencia marica”, dice Lauti entre risas. Pasaron los años y los encuentros, que se extendieron por Mendoza, La Plata, Rosario, Córdoba, Santiago de Chile, crecieron en número de asistentes y discusiones. Desde el año pasado le cambiaron el nombre para darle un marco regional: Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales (ELVA).
“Definirnos antipatriarcales era necesario, porque no es lo mismo que lo que pasa con el Encuentro de Nujeres, donde no hace falta que seas feminista , ya que las identidades que asisten están marcadas por la opresión estructural de este sistema patriarcal. En un Encuentro que nuclea masculinidades es bien diferente, lo que te define como masculinidad es justamente la situación opuesta. Si bien no es lo mismo ser una marica o un varón trans que ser un varón cis-heterosexual, hay una socialización, una historia de las masculinidades que nos ubican en un lugar de privilegio, del ejercicio del poder y de la violencia. Por eso creíamos que era necesario fijar un piso, de mínima definirnos antipatriarcales”, explica Lauti. “La categoría ‘varón’ fue construída como ‘lo patriarcal’, el definirnos como varones antipatriarcales habla de un movimiento constante, un espacio que todo el tiempo tiene que estar preguntándose y cuestionando. Pensando cómo construir desde lo individual y después desde lo colectivo: se trata de generar espacios más íntimos para pensar ‘hacia adentro’, empezar a tomar la palabra desde otro lugar, ejercitar modelos de escucha a los que no estamos tan acostumbrados, crear espacios que permitan cuestionar las formas que tenemos de habitar vínculos, repensar nuestras relaciones con otros varones o con otras identidades y empezar a intentar modificar en ese sentido la manera en que estamos transitando nuestra identidad”, aporta Fran. Lauti sonríe y le cuenta a Matria: “No sabemos si el ELVA es todo que nosotros decimos que es, pero sí sabemos que lo intentamos. Es un espacio que se cuestiona la heterosexualidad obligatoria, entendiéndola como el núcleo duro de lo patriarcal. Desde lo personal se repiensa el mandato de masculinidad. Por eso decidimos tener dentro del cronograma del Encuentro, el hecho de marcar nuestra presencia en la Marcha del Orgullo”.
“Muchos varones juntos era igual a una situación de peligro”
“La primera vez que me acerqué a la asamblea fui a un taller abierto que hicieron. Sentí algo que nunca había sentido: estar en un espacio con tantos varones hablando de algo que me interesaba en un diálogo. Muchos varones juntos para mí era igual a una situación de peligro. Por eso, que haya varones encontrándose en un espacio para repensarse, para pensar lo íntimo, me pareció muchísimo porque no es algo que abunda”, desarrolla Fran, y continúa: “Recuerdo que cuando me sume al espacio fue porque me encontraba comportándome de determinadas maneras asociadas a una masculinidad hegemónica con la que no me identifico, identificaba formas de hablar o de mover mi cuerpo con las que me sentía incómodo, pero sabía que lo hacía involuntariamente para sentirme seguro. Esta hegemonía te queda pintada cuando te das cuenta que a una pareja gay la cagaron a trompadas en Santa Fe y Scalabrini Ortiz, ahí comprendés que los privilegios no te están habilitados, están vetados para tu identidad”.
“Pero a su vez en muchos contextos también seguimos siendo leídos varones. De una forma bastante hegemónica, justamente porque nuestras identidades maricas también son invisibilizadas, eso tiene un doble juego entre la opresión y el privilegio. En el ELVA están estas tensiones explícitas, las maricas fuimos criadas como varones heterosexuales, sólo que no pudimos. Claro que tenemos mucho que decirles a los pakis, sobre todo la poca onda que le ponen muchas veces a la deconstrucción. Pero lo importante es que el ELVA es la posibilidad de un encuentro fundamental entre pakis y maricas que permita reflexionar”, afirma Lauti. Fran -que también se autodefine marica- agrega: “Y saber que los heterosexuales tampoco llegan a ese ideal de masculinidad. Las identidades se construyen con ese ideal pero nunca se llega”.
Lauti y Fran forman parte de la Asamblea de Varones CABA, la cual está integrada por alrededor de 15 varones que se reúnen semanalmente en comisiones de trabajo. Uno de las tareas militantes son las varietés “Boquitas Pintadas”, una propuesta crítica y contrahegemónica que cuenta con 14 ediciones: «Para nosotros la celebración siempre es importante, porque es un celebrar la existencia dentro de nuestras identidades”, detalla Lauti. Durante el año dan talleres para varones de organizaciones, en general mixtas, participan en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto hace varios años, y ante cada contexto van redefiniendo cuál es la mejor manera de participar, en general tiene que ver con no ocupar espacios de protagonismo, pero lo entienden como un lugar donde se da un diálogo interesante con compañeras que es necesario y fundamental. “Todo este año estuvo muy atravesado por el ELVA, porque es la materialización de algo que imaginamos hace mucho tiempo, entonces todo fue hecho con la carga emocional que tiene para nosotres esto que esta por suceder”, cuentan sonrientes.
El feminismo como guía
“El movimiento que le pone palabras al patriarcado y marca las perspectivas, es el feminismo. Nosotres retomamos a este movimiento para repensarnos y repensar espacios”, coinciden ambos. Sobre las perspectivas a mediano plazo, Lauti proyecta: “Tal vez me meto en un tema medio sensible. Creo que hay mucho por construir y por discutir en torno a la violencia, hay mucho desconcierto en el terreno de las masculinidades. Considero que algo muy concreto que tenemos que empezar a hacer entre varones, desde una perspectiva feminista y antipatriarcal, y es desdemonizar la violencia machista. Tenemos que poder hablar y discutir de la violencia machista sacándolo del lugar de lo monstruoso, porque entonces nadie se hace cargo de las propias violencias y violentos somos todes. No da todo lo mismo. No toda la violencia es igual. En eso estamos todes de acuerdo. Pero me parece que hay algo de esto de sacar del lugar del monstruo al varón denunciado, al varón cuya violencia fue puesta en lo público. No porque tenga menos responsabilidad, ni porque sea menos graves, sino porque esta más cerca de lo que pensamos hacia delante”. Fran agrega: “Si hay una discusión para dar en torno a la violencia machista, y en particular sobre masculinidades violentas, esa discusión tiene que atravesar con peso específico el espacio de varones. Es ahí donde se tiene que dar, con perspectiva feminista y antipatriarcal, porque es necesario preguntarnos ¿Dónde van esos varones después? ¿Qué estamos haciendo con los violentos? No le vamos a pedir a las compañeras que lo aborden. Ocupémonos nosotros e intentemos abrir espacios para ver cómo enfrentarlo”.
Todes queremos que el aborto sea legal, seguro y gratuito
En el contexto feminista de este año estuvieron presentes en el último Martes Verde compartiendo unas palabras y acompañando: “Fue un desafío tomar un lugar de exposición en un contexto donde eran las pibas las protagonistas”. También plantearon la discusión en talleres abiertos y con distintas organizaciones en torno al lugar de les varones en las situaciones de aborto: “Poder repensar el lugar del varón heterosexual de involucrarse comprendiendo que el hecho de que no sea el propio cuerpo involucrado cambia diametralmente la cosa. Pero también derribando esa posición culpaki de: ´yo no digo lo que me parece, porque la voy a cagar´. Bueno cagala, hermano, acompañá igual”, remarca Lauti. “Pero también vemos que hay varones en el Estado que dan la espalda: son varones los jueces que niegan la realización de abortos, son varones los farmacéuticos que se niegan a vender misoprostol, los médicos que criminalizan, es varón el presidente, son varones la mayoría de los diputados o de los senadores que votaron en contra. Hay un varón modelo mucho más allá de la situación de embarazo no deseado. Pero a su vez somos varonas las maricas que podemos tender un puente con las compañeras acompañándolas en la situación de clandestinidad que se encuentran atravesando por un embarazo que no desean que las obliga a someterse a una clandestinidad que las criminaliza. Con algo de esa clandestinidad nos sentimos identificades porque la vivimos a través de nuestras identidades sexo-políticas”.
El feminismo es el movimiento con más fuerza en la lucha por un mundo más justo: impone una agenda con demandas propias y resiste contra el fascismo en la región. En esta lucha se necesitan a todes de ese lado, incluyendo a los varones. Pero no a cualquier varón, sino a los compañeros, los genuinos, los que arrancaron a reunirse con otros y se empezaron a cuestionar, los que escuchan y acompañan, los que no les explican nada a las pibas, los que hacen sin pedir nada a cambio. No alcanza con compartir un vídeo de Avón una vez en el año. Porque el uso del feminismo como estrategia político-conyuntural no engaña a nadie. Hay mucha asamblea, tribu, sororidad, compañerismo, autodefensa, acompañamiento, calle y abrazo encima. Desde lejos se reconoce a los intransformables, ni lo intenten. Ya se sabe, aunque el machito se vista de guerrera, machito queda.